Mitos frecuentes sobre la terapia psicológica

A menudo la información que tenemos sobre la terapia no es muy realista. Se han creado imágenes desde las películas y novelas que tenemos muy grabadas en la mente. La más típica: un sofá donde una persona tumbada habla y habla de los recuerdos más dolorosos de su infancia frente a una persona que escucha con atención y apunta cosas. Pero, ¿cuánto de verdad hay en este tipo de ideas? Veamos algunos de los mitos más frecuentes:

 

  • La terapia consiste en hablar y desahogarte: Sí, la comunicación en las sesiones es fundamental (la persona que viene a consulta es quien conoce su historia y nos la transmite), pero la terapia NO se basa en conversar. De hecho, la efectividad de una terapia no reside en tener «palabras mágicas» sino en usar técnicas y procedimientos con aval científico. Igualmente, aunque desahogarse SÍ es parte del proceso, esto se suele acompañar de feedback, análisis, reflexión, confrontación, tareas…
  • Los terapeutas dan consejos durante las sesiones: El trabajo que se realiza en las sesiones no va orientado a dar consejos. Es más, las personas se involucran mejor en sus decisiones cuando las han tomado ellas mismas y no cuando la fuente de esa decisión ha sido externa. En su lugar, lxs terapeutas buscan dotar a la persona de herramientas para que reflexione, tome sus propias decisiones, pueda llevarlas a cabo y afrontar las consecuencias que aparezcan.
  • La terapia es un proceso que dura años: Aunque sí hay cuestiones sobre las que lleva más tiempo intervenir o que pueden requerir de un seguimiento, la terapia NUNCA debería extenderse indefinidamente y tu terapeuta debería poder darte una aproximación sobre el tiempo que llevará alcanzar los objetivos establecidos. Es más, los principios éticos de lxs psicólogxs implican favorecer el bienestar de la persona en el menor tiempo posible. Lo contrario implica dependencia. El propio código deontológico, en su artículo 26 estipula: «El/la Psicólogo/a debe dar por terminada su intervención y no prolongarla con ocultación o engaño tanto si se han alcanzado los objetivos propuestos, como si tras un tiempo razonable aparece que, con los medios o recursos a su disposición, es incapaz de alcanzarlos. En este caso indicará a la persona, grupo, institución o comunidad qué otros psicólogos o qué otros profesionales pueden hacerse cargo de la intervención» 
  • Solo puedo ir a terapia si estoy muy mal: Afortunadamente NO. Nunca ha sido necesario ni deseable. Además, gracias al boom que vive la salud mental, las personas ya no esperan hasta que no pueden soportar más para acudir a terapia. Tu malestar no tiene que ser desproporcionado para que sea válido, y en muchas ocasiones, intervenir cuanto antes en determinadas problemáticas (ej: ideación suicida) reporta mayores beneficios (ej: prevenir intentos).

Si te animas a empezar la terapia conmigo o te surge cualquier pregunta, no dudes en ponerte en contacto sin ningún tipo de compromiso

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