Una vez encontramos la determinación para empezar terapia, nos enfrentamos a otro paso crucial: elegir al psicólogo adecuado. En muchas ocasiones, esa decisión es la primera pieza para garantizar que tendremos un proceso con garantías científicas y para construir una relación terapéutica sólida y efectiva, dos cosas fundamentales para el éxito de la terapia y el logro de los objetivos personales.
Si tenemos suerte, contaremos con conocidos que ya han ido a terapia y que con muy buena intención nos van a dar recomendaciones. De hecho, pocas cosas dan más confianza que contar con una buena valoración (si Fulanito nos dice que con esta profesional le fue genial, nosotros vamos a ir más abiertos a que nos pueda pasar lo mismo). Sin embargo, si esta no es tu situación, o si aún teniendo recomendaciones quieres tomar una decisión fundamentada, a continuación te dejo varios criterios que es importante tener en cuenta a la hora de elegir psicólogo.
Psicólogos habilitados
En España, la definición de la psicoterapia es ambigua, lo que genera muchos vacíos legales para que personas que no tienen cualificación actúen como terapeutas (coach, sanadores, influencer…), y para que prácticas que no están validadas se puedan realizar. En consecuencia, nos podemos encontrar muchas estafas y estafadores. Por eso, buscar un profesional que esté habilitado es el primer criterio para elegir psicólogo, porque nos garantiza que el profesional tiene la formación mínima necesaria para ejercer como terapeuta. Podemos saberlo simplemente confirmando si nuestro psicólogo está adscrito a Colegios Oficiales de Psicología.
Psicólogos científicos
La psicología es una disciplina científica que basa sus intervenciones en herramientas y procedimiento que cuentan con apoyo empírico (estudios, datos, análisis, investigaciones…). Sin embargo, hasta no hace mucho tiempo, pensar en terapia estaba más asociado a otras ideas como el inconsciente, los sueños, energías, secretismo, magia… Por eso a día de hoy, hay prácticas que se clasifican como pseudoterapias que siguen estando disponibles.
Para evitar caer en estos estafadores y asegurarnos de que elegimos un psicólogo que se basa en la evidencia, podemos investigar en redes sociales o preguntar abiertamente cuál es su marco teórico. Si nos topamos con cosas como constelaciones familiares, coaching transformacional, psicoanálisis o terapias gestalt, con toda seguridad estaremos frente a pseudoterapias. En este artículo del National Geographic encontramos algunas de las más frecuentes. Por el contrario, el marco teórico que actualmente cuenta con más datos a favor, es el marco cognitivo-conductual.
Psicólogos especializados
No todos los psicólogos habilitados y científicos son apropiados para trabajar con todas las dificultades. Hay cosas más frecuentes, como la ansiedad, depresión, estrés, conflictos personales, dificultades de sueño, crecimiento personal… que no requieren de una especialización; pero hay otras más infrecuentes que sí. Por ejemplo, trabajar con suicidio, violencia de género, abusos sexuales, trastornos de la conducta alimentaria o adicciones, son cosas que sí requieren de formación, práctica y conocimientos en profundidad. Nuevamente, sería muy beneficioso preguntar a tu psicólogo o investigar si tiene formación para llevar tu caso.
Psicólogos afines
Igual que en el día a día nos encontramos personas con las que no encajamos, esto puede ocurrirnos en la terapia. Las sesiones tienen que ser un espacio de seguridad en el que poder plantear dudas, cuestionar cosas, repetir temas, mostrarse vulnerable… sin que me hagan sentir mal por ello. No se trata de establecer una relación de amistad o de tener intereses en común, pero tu terapeuta se tiene que asegurar de garantizarte un espacio de confianza sin juicios. Si no lo hace, afectará negativamente en la alianza y en la terapia. En este sentido cosas como la edad (ej: uso palabras que mi terapeuta no conoce por el salto generacional), el género (ej: he sufrido violencia de género y no quiero un terapeuta hombre) o la personalidad (ej: hago muchas bromas pero mi terapeuta es muy serio) no tienen por qué interferir en las sesiones, pero si para ti son cosas relevantes, puedes considerarlo.
No son pocos los testimonios de personas que van al terapia y pierden su tiempo, dinero y ganas. Como profesionales, seamos responsables respecto a las prácticas que llevamos a cabo. No todo sirve en nombre de la salud mental, así que seamos cuidadosos. Como usuarios, podéis tener en cuenta los criterios de esta entrada para elegir al profesional más apropiado. Además, si tienes cualquier duda o tienes interés en iniciar un proceso de terapia conmigo, puedes ponerte en contacto sin ningún compromiso.